domingo, 14 de diciembre de 2008

La otra escritura del suceso


Quizá sea tarde ya para escribir el suceso: no obstante este retraso se desdibuja como tal en tanto el suceso prosigue en su escritura y en estas líneas sólo llega de otro modo: como escritura de la escritura que ya ha sido escrita. Una otra conjunción poligráfica se ha dado recientemente en nuestro país y ha quedado impresa como suceso a través de diversos modos. Esta escritura es la de la Otra Campaña, que desde la Sexta Declaración de la Selva de se ha convertido en discurso, en un acontecimiento que como inscripción, en tanto que materia para conservarse, ha requerido de una habla y una escritura.

Ahora, esta conjunción poligráfica está dada de modos diversos y como un proceso en construcción. En tanto no ha tomado un efecto mortal, la crisis ha sido también lenguaje, la naturaleza hablada de la crisis. Aquí la palabra también ha labrado la historia como escritura operante-desplazante. De modo que esta Palabra ha cobrado características particulares, tanto en su inscripción como en su ejercicio que se pueden ubicar como constantes. Una complacencia compartida, un acuerdo general sobre el sistema simbólico que representa, ha llevado a un uso, sino homogéneo, al menos frecuente de una toma de la palabra en los sentidos que Barthes atribuye a quienes la tomaron en el Mayo Francés: como palabra salvaje, como palabra misionera, como palabra funcionalista.

Una palabra salvaje basada en la invención, “la expresión feliz” ha dado lugar a un concepto bajo el cual se refugia un nuevo estereotipo político. La Otra como resistencia y propuesta ante un sistema electoral caduco, se ha posicionado como una suerte de sinécdoque para diversas entidades. La otra política, la otra forma de hacer las cosas, la otra mirada, la otra realidad, el otro compañerismo, el otro lenguaje: aquí lo Otro- ya no se sitúa como una mera oposición ante lo uno, sino como un total, un régimen simbólico formado por un juego homogéneo de reglas con respecto al adversario. Este Otro- se encuentra estrechamente ligado al grado de integración de ese acontecimiento en la vida nacional. Otro- sólo tuvo cabida en tanto que hubo un proceso electoral ante el cual postularse como una alternativa, a la vez que una historia de un movimiento de resistencia en la política nacional. Así mismo, una serie de tendencias “incluyentes” de exotización, derivadas de la política colonial así como de la política globalizadora internacional, hicieron posible que un concepto como lo Otro- haya sido tomado como bandera, como emblema y eje de un proyecto político.

Ahora, este proyecto político requería así mismo de formas de organización, pero no sólo de eso, sino de una palabra que pudiera constituir mediante su uso tales formas. Estas palabras, como palabras misioneras, no sólo constituyen al proyecto sino que ejercen la función medio de transporte de la propuesta política. De este modo, la otra forma de organización requería de otro lenguaje para llevarse a cabo, palabras tanto apropiadas como inventadas, símbolos para mantener su cualidad de invención en lo escrito, atributivos y sustantivos que mantienen la cohesión y horizontalidad del grupo. Casos como el consenso como práctica y objetivo, la @ como instrumento en lo escrito para expresar la igualdad de género, el nosotros como sujeto gramatical de los resolutivos escritos y las participaciones como colectivos en las asamblea, compañeros como atributo de quienes trabajan juntos, la rotatividad como práctica de la horizontalidad, entre otros, son manifestaciones de lo que ya es escritura del suceso.

Así mismo estas manifestaciones se muestran a sí como la palabra funcionalista, como vehículo a los proyectos de reforma, como adaptación de las enseñanzas y colectivización de la participación. La palabra salvaje como una apropiación del español hablado por los mayas, nacida de un proceso previo, el levantamiento zapatista, ha servido de vehículo y de modo de propagación de un mensaje que no es sólo contenido sino que en su forma es así mismo resistencia y propuesta. Una serie de signos repetidos, combinados en figuras, acciones, discursos, ha dado lugar a un sistema también discursivo, un otro sistema, antisistémico por naturaleza y en pro de un sistema nacido de la convención, la construcción y el consenso.

Por lo demás, este suceso, por sus condiciones históricas, está aun enmarcado en un presente. Sucede y está sucediendo, la escritura aun no lo ha convertido en una forma inútil para tomar el poder; las inscripciones, sobre todo por las ventajas que ofrecen los medios electrónicos, han quedado por parte de quienes han tomado el acontecimiento como una práctica política . Es decir, incluso en la Wikipedia, donde hay toda una serie de entradas al respecto, la inscripción de acontecimiento está dotada de una serie de citas de entrevistas, cuentos y enlaces que remiten directamente a quienes viven el proceso hoy en día y lo inscriben. La palabra salvaje y su carácter misionero y funcionalista siguen vigentes y en construcción.

Es en este sentido que el retraso seguirá desdibujándose. La poligrafía de esta escritura persigue aún otras formas, las va creando, ha tomado también los medios de su propia inscripción; y bueno, este sólo es un acto más de esa escritura, un escribir lo que ya está escrito.

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