jueves, 4 de diciembre de 2008

Der weg zur sprache ὡς ὁδός εἰς λόγον


τοῦ λόγου δ' ἐόντος ξυνοῦ
ζώουσιν οἱ πολλοὶ
ὡς ἰδίαν ἔχοντες φρόνησιν

Fr. 2, Sext. VII, 133 Heráclito

Este fragmento de Heráclito el “obscuro” trae a la luz, desoculta en el griego, lo propio y lo común en el logos y en el entendimiento, aquello que bien podría decirse fue traído a la luz en el alemán por Heidegger en Der Weg zur Sprache. “Y siendo este logos común, los más viven como si tuvieran un entendimiento propio”. Escuchamos estas palabras griegas, a las cuales perteneció Heidegger así mismo, no sólo al decir de las interpretaciones de los fragmentos, sobre todo Logos: fragmento 50 y su estrecho vínculo con los griegos, sino también al decir de un camino por el cual se preguntó en este texto mismo. Éste es el camino para llegar a la procedencia, “más inicial en el siempre medio entre los dos” (1) , de la esencia multifacética del lógos, el cual, ya como Habla y Decir, se despliega en Der Weg zur Sprache mediante la fórmula die Sprache als die Sprache zur Sprache bringen (llevar el habla como habla al habla).

A primeras, esta intuición podría resultar aventurada; lo es y mucho hay de temeridad en ofrecer una relación. No obstante, me parece que aquí, en el ámbito de lo que es propio y lo común en el decir-logos, en el Decir (der Sage) y el Habla (die Sprache), esto que en Logos: fragmento 50 Heidegger resuelve mediante el juego con el homónimo legein-recoger, reunir, juntar, elegir con legein-decir, es precisamente en donde puede darse la pregunta por el camino del habla como habla hacia el habla. Ya desde Heráclito es posible advertir que el lógos como ente remite no solamente a la actividad del decir y a lo que como tal produce (discursos, palabras) sino a aquello que como medida, como orden, es el todo que así mismo se expresa, habla y se muestra para el decir del hombre. El escuchar (hören), que Heidegger lleva al pertenecer (gehören), ya está puesto en Heráclito como el punto de partida para llegar al logos, a una naturaleza que se oculta, a un alma que tiene su logos profundo. Sería difícil, en este sentido, contentarnos con la casualidad y no caer en la tentación no sólo de leer a Heidegger como lector de Heráclito, como escucha de su hablar, sino también, bajo la premisa de que este hablar en pos del cual se emprende el camino es el mismo y del mismo modo muestra su decir, leer en Heráclito la intención del mismo camino que Heidegger emprendió: el camino del logos como logos al logos.

Para hacer este camino al logos siguiendo los pasos de Heidegger es necesario un primer legein (reunir-recoger-ligar) lo que está tendido ahí-yuxtapuesto para ser escuchado del mismo modo en ambos filósofos. Un extender vínculos entre las relaciones que de sus palabras escritas pueden colegirse. Ahora, ¿cuál es la posibilidad de tal relacionar lo que en sí es relación? Precisamente a partir de aquello entre lo cual tienden relaciones. A decir verdad, difícilmente será posible una homologación de planos en tanto que Heráclito propone-tiende-pone ahí los ámbitos, los entes, más no explicita los puentes salvo a través de los verbos, aunque bien puede hacerse un parafraseo con las mismas palabras de Heidegger. Es decir, si bien aquello que hay entre el logos como Decir (der Sage) y el logos como Habla (die Sprache) queda de manifiesto, el advenimiento apropiador (Ereignis) queda dicho sólo en las palabras del alemán mientras que en el de Éfeso se ofrece mediante los verbos, los cuales, y en esto es donde me permitiré más osadía, interpretaré a partir de las relaciones que Heidegger despliega como la Relación (Verhältnis).

Aquí es donde propiamente podemos partir hacia un camino que llevaría el logos como logos al logos
τν λόγον ὡς λόγον ες λόγον φρειν. La fórmula “llevar el habla como habla al habla”, o sea la puesta en camino que lleva el despliegue del habla (das Sprachwesen) como el Decir (Die Sage) a la palabra resonante, propone no una indicación para pensar al habla, sino la forma, “la figura de la vertebración en la que se pone-en-camino el despliegue del habla que descansa en el advenimiento apropiador”. En este sentido podemos hablar de un τν λόγον como el despliegue del habla, como el modo unitivo en que la multiplicidad de elementos y relaciones están recogidos. ὡς λόγον como lo que habla previamente al hablar, el mostrar en cuyo ámbito y para cuyas intenciones puede haber signos, al que hay que escuchar y permite ser escuchado y pertenecerle, que se oculta y desoculta, y guarda silencio a la espera del advenimiento apropiador, del claro en que el mostrar aparece y desaparece. Y finalmente, de un ες λόγον como el llevar del Decir insonoro a la resonancia del habla, la manifestación sonora del haber escuchado, la respuesta, el ir al encuentro desde lo propio.

Aquí, a estas latitudes, la puesta en camino ya ésta hecha. Ha comenzado a partir de que la pregunta por la esencia del habla, del logos, pregunta por el camino antes que por la representación inmediata de las producciones fónicas-acústicas del habla o la presencia del lenguaje. Antes que otra cosa partimos de un silencio, de un silencio que en sí ya es Decir, estructura que es en tanto dice y es escuchada, en tanto alberga la posibilidad de un hablar propio. Este hablar propio, en términos de entendimiento, para Heráclito se muestra como un enigma. Siendo común el logos, cuando es necesario seguir lo común, esto es lo general, los más hablan como si tuvieran uno propio. ¿A qué común distingue la propiedad? Al común del todo en tanto que Decir, como medida que alberga los contrarios en armonía. ἁρμονίη φανὴς φανερῆς κρείττων (2) , armonía superior en tanto que está oculta y no manifiesta.

Partimos de un silencio, un común al cual hay que escuchar para ser sabio; una φύσις que
κρύπτεσθαι φιλεῖ (3), que gusta esconderse y a la cual hay que escuchar para hablar el desocultamiento. σωφρονεῖν ἀρετὴ μεγίστη καὶ σοφίη ἀληθέα λέγειν καὶ ποιεῖν κατὰ φύσιν ἐπαΐοντας (4). “Virtud máxima es ser sabio y sabiduría es decir la verdad y obrar de acuerdo a la naturaleza escuchándola”. En este hablar el desocultamiento el hablar se muestra como Decir, λέγειν ὡς λόγον, como Der Sage, el cual aún no es sonoro, sino que está ahí, como el ámbito del Ereignis, como aquello que guarda silencio para ofrecerse en los modos multifacéticos (Vielfältig) del Decir al hablar propio.

Del mismo modo podemos leer (
ὡς λέγειν renunir-ligar) el logos del famoso fr. 50 que el mismo Heidegger desplegó hacia el camino del habla antes de emprender Der Weg zur Sprache. Es aquí, como escribía unas líneas atrás, donde el filósofo emprende el poner en-camino, eundo assequi, mediante una reflexión libre de la sentencia del de Éfeso. El alemán se pregunta por un camino que lleve a aquello simple que hay que pensar bajo el nombre de logos. Este primer camino, previo al Der Weg zur Sprache, aparece ya a nuestros ojos como un itinerario previo en el cual el fragmento 50 y las voces que ahí se recogen-escuchan-ligan son cruciales para la puesta en el camino al habla. Recita el fragmento: οὐκ ἐμοῦ,  λλὰ τοῦ λόγου κούσαντας ὁμολογεῖν σοφόν ἐστιν ἓν πάντα εἶναι (5). Escuchar al logos aparece aquí como una condición, un punto determinante para ser sabio ὁμολογεῖν-ponerse de acuerdo- convenir-coincidir en que todo es uno. Este logos es así mismo el Decir, a juzgar por la traducción que ofrece Heidegger. La traducción de la traducción canta:

«Perteneciendo (
κούσαντας por gehören) no a mí sino a la posada que recoge y liga (logos): deja-estar-extendido Lo Mismo (ὁμολογεῖν) lo Bien Dispuesto (σοφόν) (la posada que recoge y liga) esencia (une íntimamente): Uno uniendo Todo.»

Esta traducción, limitada en cuanto a trabajo de traducción al español, como puede notarse, ofrece sin embargo ciertos signos que Heidegger retomará en el Der Weg zur Sprache.

El escuchar ya no como un hören únicamente sino como un gehören (pertenecer) le parece a Heidegger oportuno para entender el escuchar de Heráclito, como si al escucharlo a él para emprender el camino al logos, esto sólo pudiese entenderse como un pertenecer, un dejar llegar (gelangenlassen), un dejar pertenecer (gehörenlassen). En este sentido despliega
ὁμολογεῖν, del cual obtiene, mediante un juego con el legein (ligar-reunir) “lo Mismo” en el mismo sentido como lo emplea en Der weg Zur Sprache: un lo Mismo que mantiene junto desde la unidad, como la Relación (Verhältnis), el sostenimiento de todas las relaciones, el advenimiento apropiador y el lugar del pertenecerse los unos a y con los otros (zu-einander-Gehörens) desde la costumbre. Este ὁμολογεῖν es posible a partir del y posibilita el escuchar un logos que pone delante a lo presente en la presencia y lo de-pone, mora y perdura en lo desocultado. Un Logos que es Decir pero también es el Hablar como despliegue del habla, lo unitivo de las relaciones puestas en el camino, escuchado y por decir al Decir, siempre a partir de lo inhablado (das Ungensprochenen), de lo que perdura como inmostrable en lo oculto, el Geheimnis de Novalis.

Partimos del silencio. A partir del escuchar ese silencio es sabio decir en el mismo sentido que uno es todo como decir que una cosa es lo sabio
ἓν τὸ σοφόν, ἐπίστασθαι γνώμην, ὁτέη ἐκυβέρνησε πάντα διὰ πάντων (6), “conocer la razón por la cual todo se conduce-guía-gobierna a través de todo”. Conocer el Sprachewesens, el despliegue del habla en tanto que manifestación de lo unitivo en la multiplicidad de elementos. Eso es lo sabio, ante lo cual no serlo, ser necio, es no saber atender el despliegue del habla en su unidad. Heráclito reprocha esto a sus contemporáneos a la vez que se cuestiona y devela, deja mostrar para traerlos al camino, la propiedad misma del habla, el ἰδίαν φρόνησιν de los que creen conocer por sí mismos las cosas como si no hubiera tal escucha del logos.

Heráclito habla de los necios en un sentido, como aquellos que, habiendo escuchado, no escucharon en verdad, no comprendieron que el despliegue del habla en tanto que mostrar y apropiación del Decir es uno.
ἀξύνετοι ἀκούσαντες κωφοῖσιν ἐοίκασι· φάτις αὐτοῖσιν μαρτυρεῖ παρεόντας ἀπεῖναι (7). “Los necios escuchando se muestran como sordos. El dicho da fe de ellos estando no están”. Estos necios son los mismos del fr.1 (8) en el cual, ante un logos que es siempre los hombres se muestran necios-sordos-incapaces de comprenderlo, tanto antes como después de haberlo escuchado por primera vez, a pesar de que todo sucede-acontece conforme a este logos. Ahora, estos son los mismos que “no entienden las cosas con las que se encuentran, y habiendo aprendido-habiendo sido enseñados no conocen, y les parece que lo han hecho por ellos mismos” (9) . Esta suerte de necio, ἀξύνετοι > σύνετοι de συνημι : observar, escuchar, darse cuenta) no fija la atención, no observa, no escucha que el logos es común, que es uno, que a todos les está concedido ser sabios, acceder al despliegue del habla y responder al logos como Decir en el hablar.

Este hombre necio pasa como si estuviera dormido, se extraña con lo común, con lo que encuentra a diario, cree que el logos es propio, no puede emprender el camino al logos como logos, no sólo porque los límites del alma son inalcanzables cualquiera sea el camino que se emprenda (fr. 45), sino porque también el alma tiene profundo su logos (10) y es propio del alma un logos que se acrecienta a sí mismo
ψυχῆς ἐστι λόγος ἑαυτὸν αὔξων (11).

En este sentido Heráclito advierte el camino al logos en su propio copertenecer al mundo, en el distinguir cada cosa según la naturaleza escuchándola. Es su propio emprender el camino, lo propio del habla (Eigentümlichen der Sprache), en su responder al escuchar por lo cual emprende el camino. Ha estado en Delfos y ha podido percibir que
ὁ ἄναξ οὗ τὸ μαντεῖόν ἐστι τὸ ἐν Δελφοῖς οὔτε λέγει οὔτε κρύπτει ἀλλὰ σημαίνει (12) que hay una respuesta al Decir en tanto que mostrar es también un hablar. “El señor cuyo oráculo está en Delfos no habla ni oculta sino que muestra-indica”. Este es el hablar como resonancia del habla al Decir como Mostrar (Sage als die Zeige). Éste es el hablar del propio Heráclito al ponerse en el camino del habla como habla al habla, τν λόγον ὡς λόγον ες λόγον φρειν.

Partimos de un silencio. Un camino al que es necesario dejarse pertenecer (ge-hören), que reside en la esencia del Decir y en la esencia del hombre como La Relación unitivita del estar albergado para escuchar y dejarse pertenecer, escuchar y entonces, en el advenimiento apropiador, hacer lo propio en y con aquello que el Decir abre como un claro en el cual todo aparece y desaparece. Partimos de un silencio ausente ahí para todos los hombres y cuya posibilidad de ser presencia radica también en lo propio del hombre y su hablar: venir a ser presentes hacia aquello con lo que hablan; “cerca de lo cual demoran como aquello que cada vez les concierne”. El hablar, la respuesta como resonancia del Decir, se dirige de entrada a los cosas y a los hombres, poniéndolo en discusión, en debate, mostrándose, los unos a los otros y con los otros-los unos con los otros y consigo mismos, lo que está interpelado.

Esta resonancia como entendimiento, como un nuevo escuchar, oírse hablar para reemprender el camino hacia el habla como Decir, proviene también del hecho de que el hombre, como resonancia del Decir, como respuesta, es así mismo logos, común en sus relaciones dentro de lo unitivo, y por ello
ξυνόν ἐστι πᾶσι τὸ φρονέειν (13), para todos es común el entendimiento y a todos los hombres les corresponde conocerse a sí mismos y ser sabios ἀνθρώποισι πᾶσι μέτεστι γινώσκειν ἑωυτοὺς καὶ σωφρονεῖν (14) . El entendimiento, conocerse así mismo, ser sabios como punto común de partida del hombre para emprender el camino del habla como habla al habla. Para emprender el despliegue del habla como decir en tanto que mostrar y responder nuestro canto en el hacer propio del habla.


Partimos del silencio.


NOTAS


(1)HEIDEGGER, M., LOGOS (Heráclito, fragmento 50), trad. Eustaquio Barjau en Conferencias y artículos, Serbal, Barcelona, 1994, pp. 179-199.

(2) Fr. 54, Hippol. Refut. IX, 9, 5

(3) Fr.123, Themist. Or. 5 p. 69

(4) Fr.112, Stob. Floril., I, 178

(5) Fr. 50, Hippol. Refut. IX, 9. Ofrezco aquí dos traducciones: (Mondolfo) «no escuchándo a mí, sino a la Razón (logos), sabio es que reconozcas que todas las cosas son Uno» (Snell: Eustaqui Barjau) «Si no me habéis oído a mí sino al sentido, entonces es sabio decir en el mismo sentido: Uno es Todo.»

(6) Fr. 41, Diogen.Laert., IX, 1.

(7) Fr. 34, Clem. Strom. V, 105

(8) Fr. 1, Sext. Adv. Math., VII 132 :
τοῦ δὲ λόγου τοῦδ ἐόντος ἀεὶ ἀξύνετοι γίνονται ἄνθρωποι καὶ πρόσθεν ἢ ἀκοῦσαι καὶ ἀκούσαντες τὸ πρῶτον· γινομένων γὰρ πάντων κατὰ τὸν λόγον τόνδε ἀπείροισιν ἐοίκασι πειρώμενοι καὶ ἐπέων καὶ ἔργων τοιούτων ὁκοίων ἐγὼ διηγεῦμαι κατὰ φύσιν διαιρέων ἕκαστον καὶ φράζων ὅκως ἔχει· τοὺς δὲ ἄλλους ἀνθρώπους λανθάνει ὁκόσα ἐγερθέντες ποιοῦσιν ὅκωσπερ ὁκόσα εὕδοντες ἐπιλανθάνονται

(9) Fr. 17, Clem. Strom. II, 8 :
οὐ γὰρ φρονέουσι τοιαῦτα πολλοί, ὁκοίσοι ἐγκυρεῦσιν, οὐδὲ μαθόντες γινώσκουσιν, ἑωυτοῖσι δὲ δοκέουσι

(10) Fr.45, Diog. Laert. IX, 1, 7 :
ψυχῆς πείρατα ἰὼν οὐκ ἂν ἐξεύροιο πᾶσαν ἐπιπορευόμενος ὁδόν· οὕτω βαθὺν λόγον ἔχει Los límites del alma, por más que procedas, no lograrías encontrarlos caminando todos los caminos. Así de profundo tiene su logos.

(11)
Fr. 115, de Stob., Floril., III, 5, 7.

(12)
Fr. 93, de Plut. De Pyth.orac., 21, 404 d

(13) Fr. 113, de Stob., Floril., I, 179

(14) Fr. 116, de Stob., Floril., III, 5, 6



BIBLIOGRAFIA


HEIDEGGER, M., De camino al habla, versión castellana de Yves Zimmermann,
Odós, Barcelona, 1987.


HERACLEITOS, Die Fragmente der Vorsokratiker Diels, H. und Kranz, W.,
Weidmann, Berlin, 1951

MONDOLFO, Heráclito, textos y problemas de su interpretación, prol. De Riseri
Frondizi, tr. De Oberdan Caletti, Siglo XXI, México, 1971

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