domingo, 14 de diciembre de 2008

Cuentos de la Insurgencia: Por una literatura menor


Entre las tantas manifestaciones de literatura marginal, literatura de una minoría de las que en nuestro país la mayor es la indígena, existe un caso particular, que reúne aquello que Deleuze y Guattari han dado como las características de una literatura menor. Es el caso del Subcomandante Marcos, quien, además de su escritura epistolar, los comunicados y los ensayos políticos y filosóficos, cuenta asimismo con relatos, ya propiamente, “literatura de ficción” (1) . Por muchas razones la literatura de este insurgente se sitúa en el circuito de la literatura nacional e internacional como literatura marginal, no obstante, habría que preguntarnos si sería mejor tratarla como “literatura menor”.

Los cuentos del Subcomandante Marcos se encuentran en una frontera lingüística: su lengua es un uso menor, uso intensivo de la lengua mayor, una reunión política, una lengua que, como la da Kafka, “da miedo[…]es una lengua sin gramática y que vive de palabras robadas, movilizadas, emigradas, que se han vuelto nómadas interiorizando “relaciones de fuerza”; una interiorización que opera desde el español tan desde dentro que no se puede traducir al español sin destruirla. Así es la lengua intensiva (o uso intensivo del español) de el Sub, de el Zub, de el Zup, una lengua que ha interiorizado la situación política de un pueblo indígena en autonomía, la representación de tal pueblo ante los medios y la opinión pública nacional e internacional, la historia de una lengua que no le es propia con respecto a una lengua que tampoco es suya, la historia de una lengua del presente que no es ni el español ni el maya, un primer idioma que a través de la apropiación, como un acto político por parte de muchos mexicanos, ha dejado ya de ser idioma.

Él está en su propia lengua, el español, como extranjero, está en el territorio siempre como extranjero, aquí y allá, es siempre porta voz de una serie de relaciones, de su propia frontera, incluso portavoz de su propio anonimato, de su propia extranjería y polilingüismo. Su posición como extranjero en las comunidades chiapanecas; su relación como extranjero así mismo con respecto al pueblo mexicano, el del español común, el de la ciudad; su posición como extranjero respecto a una academia, a un español “académico”, en relación directa con la tradición filosófica y literaria española, transmitido en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras por los exiliados españoles y sus epígonos; la posición misma de sí consigo mismo como extranjero de su nombre. Todas éstas extranjerías se despliegan en su idioma, el político-el literario (que allá es uno y acá son dos), como desterritorialización, desmarque y alejamiento con respecto a la lengua mayor, como línea de fuga y como neutralización del sentido; pero también como reterritorialización del español que se compensa a sí mismo, política y espiritualmente, a través de la reinstauración del sentido de la lucha y el pueblo indígena. Es decir, habla de una lengua a otra en una sola a modo de un dispositivo colectivo de enunciación en que la máquina literaria ha revelado una fuerza revolucionara en tanto ha constituido en sí las condiciones para una enunciación colectiva.

Estas condiciones están dadas por su misma naturaleza de uso menor de la lengua mayor: aquí menor califica no ya a la literatura como tal sino a las condiciones revolucionarias de cualquier literatura en el seno de la llamada mayor. Es por ello que la literatura en lengua maya estrictamente, pueden concebirse como literatura menor con dificultad: ella no se encuentra en el seno de la llamada mayor, se encuentra excluida, aparte, bajo la categoría de “literatura en lengua indígena”: esta lengua habla en sí y para sí, no alberga la colectividad que responde a su situación socio-política, no alberga en sí la frontera, la resistencia, la des- y re-territorialización. No es una lengua apátrida. En cambio la lengua del Subcomandante, en su bilingüismo o multilingüismo, se ha generado como el ejercicio de diversas funciones del lenguaje, funciones que pueden verse tomando en cuenta los factores sociales, las relaciones de fuerza, los centros de poder; el sistema jerárquico del lenguaje, el ejercicio de poder o la resistencia, si situación misma de frontera, de tensión.

En un modelo tetralingüístico como el de Gobard, que propone el lengua vernacular (aquí), vehicular (por todos lados), referencial (allá), mítica, (más allá), podría decirse que la lengua del Subcomandante Marcos navega de un uso-función a otro en ella misma, según la circunstancia, según el género. Su situación como sujeto de enunciación no difiere del sujeto del enunciado en tanto se mantiene como un dispositivo de enunciación colectivo: sea que cuente el cuento a un niño, se transmita por la radio a los adherentes a la Otra Campaña, sea que lo escriba, lo publique en la Jornada, lo relata en una asamblea del EZNL, en su lengua menor el maya ejerce su función vernacular, en tanto se habla de un aquí de la realidad política y social de las comunidades; su función vehicular en tanto que lo impulsa un fuerte deseo, una fuerte postura política, de llevarla a todas partes, desterritorializarla, hacer uso de su lengua colectiva en lo mediático, lo burocrático, lo político; referencial en tanto que, reteniendo el esqueleto del español, no puede dejar de referirse al maya como un allá, como un remitente cultural y de sentido; mítica en tanto esta reterritorialización del maya también remite a la historia socio-política, religión y cosmogonía del pueblo maya.

En este sentido, viene bien como ejemplo el cuento de El Andulio y el cuento de los abujeros (6) , el cual, dirigido a otro-público en la Ciudad de México, mantiene en sí el ejercicio de su propia desterritorialización respecto al español. Este cuento es a su vez dos cuentos, el contar de un contar, el cuento en el cual él es tanto el sujeto de enunciación pero también el sujeto de enunciado, y el cuento en el cual él es el sujeto de enunciación y el sujeto de enunciado es un niño que a su vez cuenta un cuento. Cuando ambos sujetos coinciden, un ánimo vehicular de aquello que es referencial para el sujeto de enunciación y vernacular para el sujeto del enunciado en el cuento “(cuches es como nosotros les decimos a los puercos)” emprende una función metalingüística que explica su propia lengua, la cual tampoco es suya, en ánimos de darles a entender a los escuchas “de otra lengua-el español” el vocablo en particular. Ahora, cuando los sujetos de enunciación son distintos, cuando habla el niño, la función metalingüistica se integra de otro modo en el relato (ya no entre paréntesis): “Y entonces de ahí que la comagre Rosalba de mi magrina Elvira, o sea mi mamá y tú mamá y cuando una señora es mamá de varios que sea dos o más entonces se dice “mamaces” porque tienen un buen de hijos o hijas […] No obstante el sujeto de enunciación sigue presente en tanto que hay un estilo notorio, un estilo que ya no es el habla de un maya, sino una lengua colectiva. Aquí, como en muchos otros casos, el sujeto de enunciación y el sujeto del enunciado se confunden formando un circuito de estados que forma un devenir mutuo, en el interior de un dispositivo necesariamente múltiple o colectivo. Por decirlo en términos de Guattari y Deleuze “Ya no es el sujeto del enunciado el que es un niño maya porque el sujeto de la enunciación sigue siendo un hombre “mexicano”; ya no es el sujeto de la enunciación el que es como un niño maya, puesto que el sujeto del enunciado sigue siendo un hombre mexicano”

Ahora, es notable en esta cita que hay un extrañamiento del lenguaje, una serie de tensores o intensivos, que expresan las tensiones internas de una lengua. No se trata aquí de una sintaxis “incorrecta” como tal, sino de una reterritorialización que ha tenido lugar en el español que hablan los mayas, en el maya que habita en el español de los indígenas de la zona. Pero no por ello este uso de sintaxis “incorrecta” es inocente: reafirma así mismo la tensión, la diferencia que de por sí está posibilitada, condicionada y determinada por la lengua mayor con respecto al uso menor de ella. El sujeto de la enunciación, Marcos, se ha desterritorializado de su propia lengua y en compensación, a través de un dispositivo colectivo de enunciación que es él mismo, su posición en el EZNL, en la Otra Campaña, la del niño como habitante del San Tito en Chiapas, retiene las formas de esta tensión como el sentido de su lengua.

El Subcomandante Marcos le ha arrancado al español de Chiapas todos sus puntos de “subdesarrollo” que el español quiere esconder. El esqueleto de su lengua, el español, es atravesado por una línea de fuga constante para liberar una materia viva expresiva y ya no tener necesidad de estar formada. El acento, la inflexión, la repetición, las exclamaciones verbales, las modificaciones sintácticas de los objetos directos e indirectos, la articulación de los nombres: todo ello es expresión de la propia desterritorialización y reterritorialización, de la compensación política, de su propia postura como portavoz literario de una realidad política a la que representa en vida. En resumidas palabras, su literatura es un caso de literatura menor en México.

Por lo demás queda pendiente, en este sentido, una búsqueda de otras literaturas menores en el país, de otras literaturas marginales que sean menores, que retengan en sí las tensiones, las fronteras, los conflictos; en otras palabras, una búsqueda de las condiciones revolucionarias que le permiten ser menor en el seno de la llamada mayor, los focos en los cuales ha sido necesario ejercer una función de enunciación colectiva, los focos en donde hay tensiones en el seno de nuestra lengua.


(1) La historia de los colores (1997), Cuentos para una soledad desvelada (1998), La historia de la espada, el árbol y el agua (1999), Desde las montañas del sureste mexicano: cuentos, leyendas y otras posdatas del Sup Marcos (1999), Relatos del Viejo Antonio (2002), Muertos incómodos: falta lo que falta (2005, novela conjunta con Paco Ignacio Taibo II), entre los más importantes, por no decir, publicados.

(2) Transmitido por el delegado zero desde la Otra Ciudad de México el 10 de Julio de 2006 en Radio Insurgente en colaboración con el programa radial Política de banqueta del FP-Unios. “Bueno, pues ahora les voy a contra un cuento machista para niños[…]”

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